A veces sólo hacen lo que está por escrito y ya, y pueden hacerlo bien o mal pero yo soy el responsable de lograr que parezcan estar actuando bien y no mal. Me interesa el naturalismo en el cine y a veces me gusta que los actores, que los personajes, hablen como lo hacen en la vida real. Eso es bueno a veces, aunque no siempre es necesario y a veces no quiero eso, quiero que hablen de una manera distinta, porque lo que vemos no es la realidad, es cine. Por eso creo que a veces es incluso necesario que los actors no hablen como lo hacen en la vida real. No puedo, por supuesto, pedirle las mismas cosas a un actor profesional que a uno no profesional.
Hace rato pasaron la segunda parte de As mil e uma noites, compuesta por tres historias. En la primera, el protagonista principal es un actor no profesional y su trabajo es increíble. Nunca podría decirle a un actor que camine como lo hace él. No podría dirigir a un actor para que hiciera eso, lo vi caminar en la tercera parte de la película, en el bosque, y no conozco a ningún actor portugués que pudiera caminar así. Para esta película era muy importante tener en cuenta la forma de caminar porque el personaje se está escondiendo de la policía y tiene que andar. Hay una segunda historia donde trabaja una gran actriz del teatro portugués, y su personaje es alguien que intenta controlar la vida sexual y la virginidad de su hija. Como actriz, ella tiene una gran capacidad para resolver cosas, componer papeles, pero para mí era necesario que hablara mucho y no podía pedirle a una actriz no profesional que hablara como lo hacen las actrices profesionales. La forma en la que habla dice mucho, habla de su situación, de lo que está pasando en la película, aunque sea de manera artificial, y dice mucho acerca de lo que le está pasando al personaje. Así que, para mí, hizo un trabajo excelente porque es una actriz excelente. Pero no le puedo pedir a esa misma actriz que camine como el actor no profesional; de la misma manera, no le puedo pedir al actor no profesional que hable como la actriz profesional. En una de las historias, el protagonista tiene que obedecer tres órdenes: “callado”, “camina” y “métete algo a la boca”. Así, el perro cumple esas órdenes muy bien. Esta historia es muy distinta de las anteriores, requiere una forma diferente de actuar; tengo que entender con quién estoy trabajando y qué quiero en cada momento, no le puedo pedir al perro que haga lo que hacen los actores, obviamente, se entiende ¿no?
P: Con respecto a tu última película, hay diferentes capas y narradores, todo parece volverse más y más profundo hasta que de pronto ¡bum!, se da una relación muy particular con la realidad o con la historia. A veces, parece que las historias son un poco absurdas y de pronto empiezas a contarnos todas esas historias, que son muy duras, sobre la realidad social actual de Portugal. Creo que hay un ir y venir entre las historias absurdas y estas historias que son muy duras. Y todas parecen relacionarse con el presente.
MG: Sí, creo que no podía elegir, es decir, ver historias de naturaleza social e historias muy realistas no implica ninguna contradicción. Yo quería trabajar con el deseo y con el universo de As mil e uma noites. Trataba de personificar el deseo en el personaje del sonidista de Aquele querido mês de agosto, que acabamos de ver. En As mil e uma noites está presente el deseo de cosas que nunca existieron pero que nos gustaría que existan, que puedan ser inventadas.